Poniéndonos al día

Antes de comenzar, en nombre de todos los que hacemos este diario, quien escribe y su problemita de personalidad múltiple, quiero hacer un mea culpa y excusarme por no haber podido cumplir con la entrega de las cartas coleccionables tal y como lo prometimos. Lamentablemente no llegamos, andamos medio cortos de tiempo, pero la propuesta sigue vigente y a la brevedad saldaremos la deuda.

Ahora sí, volviendo a lo nuestro, sinceramente no sé por dónde empezar. Como es de público conocimiento, esta humilde publicación hace unas cuantas semanas que no sale y son muchos los temas que me gustaría tratar. No sé si hacer referencia a la flamante incorporación de La Cosa Corti al equipo, un férreo stoper con una proyección por izquierda que ilusiona. Tampoco sé si hablar del enorme crecimiento futbolístico, casi desfachatado diría, de Pantaleo McFly. Un jugador que comenzó tímidamente, como pidiendo permiso, y que hoy por hoy le moja la oreja a cualquiera.

Tal vez, al pasar, podría mencionar a la rara (mágica y aparentemente inexplicable) transformación del pitufo Grasso, que ha bajado considerablemente su nivel de maldad y a la fecha parece un tipo común. Peor aún, ni siquiera estoy de querer comentar el retorno de la magia a los pies de Trapito a quien, desde aquí, le mandamos un afectuoso saludo. A lo mejor, estaría bueno comenzar la nota con un título catástrofe, algo que impacte, algo como: Se adelantó la temporada de deshielo y al Mariscal Celsi se le derritieron los glaciares del pechito.

Pero no, no voy hablar de estos temas, como tampoco hablaré del retorno de los pantalones 3/4 de Garrafa ni del efímero paso de Mingori. Hoy quiero hablarles de un gran jugador, un tipo diferente que juega y hace jugar al resto, tanto dentro como fuera de la cancha. Sin embargo, amigos, me encuentro ante un problema existencial. Si bien las últimas actuaciones futbolísticas de este muchacho ameritan un galardón, un reconocimiento público para que disfrute del cariño y la gratitud de su gente, después de lo ocurrido el viernes último, no me animo a revelar su nombre.

Fuentes allegadas a este periódico, afirman que el viernes último no solo se animó a jugar uno de los partidos más duros del año, sino que además, ¡lo habría ganado!. Como les dije, este muchacho anda por el mundo gambeteándole a la vida y metiendo goles en cuanto arco encuentre. Es un cazador nato que siempre está a la expectativa, al acecho, a la espera de una oportunidad, y cuando se le presenta, sabe como aprovecharla. Por eso, y para que pueda seguir disfrutando de ese don que le dio la vida, es que he decidido no revelar su nombre, pero vos que esté mudo reconocimiento es para vos y si bien apenas estamos transitando los primeros meses del 2010, el premio Buitre del Año te lo damos a vos. ¡Salud!


Un Servidor



¡Grande Pá!





Concurso

Invitamos a los amigos diseñadores a diseñar, valga la redundancia, el logo de Il Giornalle. El premio constará de una remera estampada con un dibujo de Majofa a elección Y La decisión será comunicada por este medio el viernes 9/4.

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